jueves, marzo 28, 2024

Megaproyectos extractivistas provocan estragos en salud de mexicanas

Foto: César Martínez López

Cimacnoticias/Hazel Zamora Mendieta

NACIONAL

CIUDAD DE MÉXICO.- La Cámara Minera Mexicana (Camimex), señaló que en México, desde 2011 existen 853 megaproyectos extractivistas que provocan impactos ambientales negativos que están afectando a niñas, niños, adolescentes y mujeres, por lo que la perspectiva de género puede ser una herramienta para lograr atenderlos de manera integral.

Lo anterior lo señaló la directora de la organización Mujer y Medio Ambiente, Hilda Salazar Ramírez, durante el seminario “Minería, fracking y el agua: el enfoque de género frente al extractivismo”, organizado por Mujeres y Medio Ambiente AC y la Fundación Heinrich Böll.

Salazar Ramírez dijo que ante este panorama la organización social ha sido fundamental para hacer frente a los megaproyectos que se han incrementado de manera importante en América Latina, por lo que los retos que enfrentan estas organizaciones son más complejos.

En el seminario que reunió a más de 20 activistas de distintas zonas del país intercambiaron experiencias para enfrentar los megaproyectos de minería, extracción de gas y petróleo no convencional (fracking) y el uso del agua desde una perspectiva de género.

Desde 2013, Mujer y Medio Ambiente en colaboración con la Fundación Heinrich Böll iniciaron un trabajo de investigación para analizar los impactos socioambientales de la minería en tres casos de tres entidades: Guerrero, Hidalgo y Oaxaca. Esta investigación fue vertida en el libro “Miradas en el territorio: cómo mujeres y hombres enfrentan la minería”, publicada en 2015.

“Nosotras pensamos que el enfoque de género puede ayudar a ampliar el horizonte a temas, sectores y ámbitos que aparecen invisibilizados. Y por lo tanto, no es un asunto de las feministas o de las organizaciones de mujeres, queremos que sea un trabajo también de las organizaciones mixtas quienes empiecen a incorporar este enfoque”, dijo Hilda Salazar.

A partir de este esfuerzo, las organizaciones han buscado intercambiar conocimientos, métodos de análisis y experiencias de lucha frente al extractivismo, con el fin de invitar a otros activistas a generar enfoques más integrales.

Durante el primer día del seminario, el debate se centró en los impactos que deja el extractivismo en las mujeres. Por ejemplo, en el tema de salud señalaron que los padecimientos que sufren las comunidades cercanas a estos megaproyectos son muy graves. De acuerdo con la Alianza Mexicana contra el Fracking, al menos 25 por ciento de las sustancias utilizadas en las distintas mezclas de perforación pueden causar cáncer y mutaciones, 37 por ciento afectar al sistema endocrino, 40 por ciento provocar alergias y 50 por ciento dañar el sistema nervioso.

La integrante de la Alianza Mexicana contra el Fracking, Beatriz Olivera, reconoció que esta problemática debe tratarse también desde la perspectiva género, ya que se ha constatado que la extracción de explotación gas y petróleo no convencionales por fractura hidráulica (se fractura la roca con la inyección de una mezcla de agua, arena y sustancias químicas para extraer los hidrocarburos) está relacionada con el aumento en cáncer de mama de las mujeres que habitan en estas zonas.

Otro tema central fue la inclusión de las mujeres en la participación política de los movimientos, de las organizaciones. “Suelen ser las mujeres las que dan el primer paso, las que arriesgan su vida y su integridad física”, dijo el integrante de la Alianza Mexicana contra Fracking, Francisco Cravioto, sin embargo no son ellas quienes toman las decisiones.

El activista señaló que en el país sólo 2 por ciento de las autoridades agrarias son mujeres, “basta con ver la construcción de las organizaciones agrarias para que ver que no están las mujeres ahí, sí están en los foros, en las movilizaciones, se están informando, pero no participan en la toma de decisiones”.

De la misma manera, la propiedad de la tierra sigue perteneciendo en su mayoría a hombres, señaló Beatriz Olivera quien recordó que en México sólo 19 por ciento de las mujeres tiene acceso a la tierra.

Se piensa que las mujeres gobiernan distinto por su perspectiva más completa para construir y apoyar a la comunidad, si ellas manejaran la tierra podrían hacerla rendir hasta un 30 por ciento más de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), añadió la activista.

Además de las empresas privadas y el Estado, otro actor que se ha añadido al control de las tierras en nuestro país es el crimen organizado. Las y los asistentes coincidieron en que éste se ha situado en las mismas zonas donde se está realizando la explotación de recursos naturales, en las cuales, los crímenes de violencia contra las mujeres han aumentado de manera importante.

La integrante de la Coordinadora Regional de Acción Solidaria en Defensa del Territorio (Corason) Alejandra Jiménez, expuso que en Veracruz en lo que va del año se han registrado 160 casos de feminicidio ocurridos principalmente en las zonas donde se están llevando a cabo estos megaproyectos (Papantla, Poza Rica y Tihuatlán).“Este extractivismo es una guerra, y las mujeres son una herramienta para demostrar el control y el poder sobre los territorios también”.

Datos del extractivismo en México

Desde 2013, con la implementación de la Reforma Energética se incrementó el número de concesiones de estas prácticas a Pemex y otras empresas privadas. De acuerdo con la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) a partir 2010 se han contabilizado 28 pozos de extracción de gases y petróleo no convencionales en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

Por otra parte, el proyecto de Aceite Terciario del Golfo (2013), afectó a los estados de Veracruz, Puebla e Hidalgo y se estima que hasta 65 por ciento de los pozos pueden haber sido fracturados hidráulicamente, lo cual aumenta los daños ambientales y de la salud a las poblaciones.

Ante esta situación 120 ejidos y comunidades indígenas y campesinas y los municipios del estado de San Luís Potosí, Veracruz, y la Sierra Norte de Puebla, se han declarado libres de esta técnica.

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