viernes, marzo 29, 2024

Paloma: cuatro años de amor

SILAO, Gto.- Hace cuatro años Lupita conoció a Ernesto, su “Flaco”; con él engendró a Paloma, la pequeña que apenas una semana atrás cumplió tres años.

Los perdió.

La familia fue atacada este martes por pistoleros que ingresaron a su casa ubicada en el número 10 de la calle Feliciano Peña, en la colonia Los Espárragos, y mientras pasaban la tarde en su cama, los acribillaron.

Tenían sus diferencias como toda pareja, contó Ana Nayeli Guadalupe González Lozano, quien a sus 24 años de edad sabía ya lo que es el amor de madre.

Vivieron primero en casa de los padres de Lupita y desde el pasado mes de enero, rentaban un departamento en la planta baja del inmueble de color verde que quedó manchado con sangre inocente. No iban por esa familia.

En las próximas semanas entregarían a Ernesto García Rodríguez, dos años mayor que la joven, una pequeña casa obtenida con un crédito, pues aunque trabajaba en la empresa Continental del Parque Las Colinas hace apenas un año, tenía varios desempeñándose como técnico en mantenimiento.

No estaban casados, pero el tiempo que estuvieron juntos les valió para considerarse esposos.

Esa tarde comieron juntos. La gente de la colonia sabía que eran uno solo. “Teníamos nuestras diferencias pero al final volvimos, porque nos queríamos, nos amábamos”. Lo amaba mucho, dice con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta.

Lupita (al centro), en el camino al Panteón.
Lupita (al centro) sostiene un ramo de flores amarillas,  camino al Panteón.

“Justicia” es lo que pide, aunque apenas se sostiene por el dolor que le causa la perdida. “Que si ‘agarran’ a alguien no lo dejen nomás porque pague multa; que no lo dejen salir, que lo hagan que pague (su crimen)… ¿Cómo me va a pagar a mi niña, cómo me va a pagar a mi esposo”.

Él la amaba. “Ayer me lo dijo su mamá. Que sí, que le llegó a decir varias veces que me quería mucho”.

Su mirada se pierde en el horizonte. “Yo le decía: ‘ahora sí, qué bonita vida tenemos, Flaco’. A la mejor en lo económico no, porque así como él ganaba su dinero, así como ahorita su mamá está mala (enferma), así él cobrara, iba y le llevaba a ellas (sus hermanas) para su mamá. Él les llevaba dinero, yo me venía a trabajar con mi hermano (en una ‘friturería’)”.

Le daba esperanzas. Le decía “No te preocupes, ‘Flaco’”, cuando se agotaban los recursos económicos para abonar al pago del crédito con el que pudieron adquirir un ropero. Su hermano le adelantaba el sueldo semanal y salían temporalmente de aprietos. “Tú dales, tú llévales, y a veces nos quedábamos sin comer… él ganaba bien (con su puesto), pero a veces nos quedábamos sin comer”.

Siempre estuvo para su familia pero, “Ahora sí me dejó sola”. Se queda sin aliento. “Tanto él como mi hija me dejaron sola”.

Maritza Paloma no pudo tener su fiesta de tres años como se acostumbra en la fe que profesan. “No te preocupes”, le decía Ernesto, “de ahí voy a recibir un bono y le vamos a hacer sus tres años a mi hija”. La ‘angelita’ era muy querida por los colonos.

Lupita, la única sobreviviente de esta tragedia, requiere de atención psicológica especializada, pues su familia no sabe cómo darle fortaleza para que asuma la fatal pérdida. “Es más fuerte el dolor que tengo acá (se toca el corazón), que el que siento físicamente (por las heridas de las que se recupera)”. Recibió un balazo en la pierna y otro en el brazo.

Padre e hija fueron sepultados juntos.
Padre e hija fueron sepultados juntos.

Papá e hija no fueron velados juntos, pues cada una de las respectivas madres quiso tener al fruto de su amor a su lado: “Yo dejé que se lo llevaran porque su mamá está enferma”, pues se encuentra muy delicada de salud.

Pese a ello fueron sepultados juntos, disfrutando de su eterno amor.

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