jueves, marzo 28, 2024

A ver, presidente: amnistía ¿olvido no, perdón sí?

Martes 7 de agosto. Primer foro “Escucha Cd. Juárez”, convocado y presidido por López Obrador para la “Pacificación y reconciliación nacional”. A víctimas y familiares de violación, secuestro, desaparición, homicidio les pide estar dispuestas a perdonar: ¡Olvido, no. Perdón, sí! Gritos de aquellas reclamando ¡justicia!. Habla del error  de combatir violencias o inseguridad con policías, cárcel o la fuerza legítima del Estado, en lugar de eso propone escuelas o empleos: “no combatir el mal con el mal” dice, y colaboradores hablan de iniciativa de ley de amnistía.

Miércoles 7: Constancia de presidente electo a AMLO; Coincidencia: exculpan a Elba Esther Gordillo, quien con Bartlett, Napoleón Gómez Urrutia, Romero Deschamps, están en los previamente perdonados y con indulgencias plenarias por fuero.

“Amnistía”, palabra que en clase de etimologías griegas nos enseñaron es “olvido legal del pasado”; viene de “Amnestia”, amnesia, olvido, falta de memoria.  “Acto legislativo que ordena el olvido oficial de una o varias  categorías de delitos” (Diccionario Jurídico Mexicano”, UNAM-Porrúa) Entonces: ¿Olvido no, perdón sí? Nuestra Constitución Política faculta al Congreso de la Unión a conceder amnistías por delitos  y al Presidente indultos. También me enseñaron que no somos dueños del sentido de las palabras (poetas y demagogos se dan libertades). “Amnistía” en su definición más frecuente es olvido de delitos políticos (Diccionario Real Academia de Lengua Española), para apaciguar rencores y resentimientos de luchas políticas y sociales: desaparece toda huella de acción delictiva y delincuente recobra plenitud de derechos.

Qué quiere decirnos el presidente electo con el “a favor de perdón y en contra del olvido”. ¿Cómo intentar entenderlo? Su secretario de seguridad pública designado, Alfonso Durazo, dijo en Cd. Juárez que la amnistía aplicará a delitos no graves, sin violencia, ferocidad o barbarie.  La discusión sobre delitos graves y no graves sigue abierta, seguirá la de los feroces o bárbaros. En segundo foro el mismo Durazo precisó: “Sería más provechoso para la sociedad indultar a delincuentes que castigarlos”. Y José Agustín Ortiz Pinchetti también explicó a Carmen Ariestegui: “El borrón y cuenta nueva es para no distraer energías en la persecución de delitos”.

Esos foros serán positivos solo si tienen: 1)  buena metodología, 2) objetivos claros, que no sean meras catarsis ni para ganar tiempo, 3)  que permitan un buen balance de lo realizado atrás, diferenciando lo aprovechable de lo que no, y 4) involucren a estudiosos serios y reconocidos que han acompañado tiempo atrás a víctimas en distintos puntos del país. Foros los coordina Loreta Ortiz, esposa de Ortiz Pinchetti, y amiga y compañera de nuestra generación (1972-77) en la Libre de Derecho, a quien sugerí evitar ingenuidad si el propósito es pacificar así al país. Javier Sicilia plantea: estamos sobre-diagnosticados, no nos hagamos ilusiones con los foros.

Las causas de las violencias y delincuencias en nuestro país son múltiples y geográficamente diversas. Amnistía:  ¿alcanzará a narcos, huachicoleros, traficantes de armas, ladrones, defraudadores o corruptos no violentos ni feroces ni bárbaros? Aun no sabemos. El primer foro se llamó “Escucha Cd. Juárez”. Los siguientes deberán titularse: “Escucha Presidente” o mejor “Escuchémonos todos”.

Porque si de perdón de delitos y de pecados hablamos, recuerdo hoy con profunda admiración a mi profesor de Derecho Mercantil II, Don José Gómez Gordoa – nuestro rector y primer embajador en funciones al reanudarse relaciones con España luego del franquismo-, cuando le secuestraron y mataron a su hijo Gabino, también colega de la Libre de Derecho: “Como cristiano los perdono. Como ciudadano, que el Estado cumpla su deber legal”.  No se valen esquizofrenias. A Dios lo que es de Dios y al Cesar lo suyo.  Distingamos los datos políticos -tareas del estado laico, democrático y de derecho- de los meta-políticos: los que están más allá de lo político y que solo tratan o resuelven las religiones, las teologías o las filosofías.

¿Los perdones de López Obrador a delincuentes o pecadores son válidos? Primero preguntemos a las víctimas o sus familiares por respuesta moral a perdonar la violencias que aíslan a individuos y generan a pocos felicidad y poder, a costa de infelicidad e impotencia de los más. Solo una falsa solidaridad produce que las víctimas se disuelvan en el colectivo, como postula el marxismo. La reconciliación buscada no puede ni debe cancelar ni extinguir las diferencias entre conductas sociales y antisociales, por más que se busque culpar solo a las estructuras injustas que por supuesto hay que cambiar.  Redimir culpas individuales implica liberación de sanción en las religiones o la moral, no de la política, aun cuando para ambas está presente la existencia  del dolor evitable.  Luego preguntemos a los violentos y delincuentes, primero, por su examen de conciencia: luego por su dolor de corazón; después por su propósito de enmienda; en seguida por el reconocimiento de sus faltas, y finalmente, por la reparación del daño, y solo después extendamos las indulgencias. ¿Cómo asegurar no reincidirán?¿Habrá los incentivos correctos?

Es de la esencia del Estado moderno, democrático, laico, de Derecho, que este detente el monopolio del uso legítimo de la fuerza precisamente para que luego de hacer una selección de bienes humanos por proteger y de males humanos por prohibir (conductas delictivas),  en los casos que alguien cometa un delito garantice la reparación del daño y aplique las sanciones predefinidas al infractor. ¡Escuchémonos todos! ¡Justicia a secas!  Para esto se ocupará prudencia política de gobernantes; y por cuanto a gobernados: templanza y valor civil. El plan de vuelo del que cada día conocemos más componentes presagia muchas turbulencias en el futuro inmediato.

Últimas Noticias