La reciente visita de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, a Guanajuato dejó un mensaje claro: la coordinación entre distintos niveles de gobierno es posible cuando hay voluntad política.
Durante la gira en Irapuato, un episodio marcó el tono del encuentro y demostró el respeto mutuo entre la gobernadora Libia Dennise García Muñoz Ledo y la mandataria nacional.
Mientras Libia dirigía su discurso de bienvenida, algunos asistentes irrumpieron exigiendo seguridad en la entidad. En un gesto poco común en la política actual, Sheinbaum se levantó desde el presídium y pidió respeto para la gobernadora, marcando así una línea de civilidad política.
Este acto no fue fortuito. Previamente, la gobernadora de Guanajuato había grabado un video dando la bienvenida a la presidenta con un mensaje de cordialidad y apertura, dejando claro que en su administración existe disposición para trabajar en conjunto.
Pero lo que más llamó la atención fue la frase utilizada por la presidenta: “Dos mujeres, un camino”. Un guiño no solo a la colaboración política, sino también al reto conjunto que enfrentan ambas en materia de seguridad, desarrollo social y crecimiento económico.
La política en Guanajuato ha cambiado y este evento lo refleja.
Libia García ha sabido capitalizar su liderazgo en un estado donde el PAN ha gobernado durante décadas, y su imagen se fortalece como una de las mejores gobernadoras del país.
Por su parte, Claudia Sheinbaum logró lo que ningún otro presidente de izquierda había conseguido: una base de apoyo considerable en un estado tradicionalmente panista. Ambas lideresas entienden la importancia de su relación, no solo para el presente de Guanajuato, sino también para sus propias aspiraciones políticas.
Mientras Claudia exhorta a las empresas a mejorar las condiciones laborales de sus empleados, Libia celebra que, por primera vez, una presidenta de la República destine recursos significativos para infraestructura hidráulica y programas asistenciales en el estado.
Este entendimiento entre ambas no solo permite destrabar recursos federales para Guanajuato, sino que también perfila a Libia García como una figura política de alcance nacional. Si mantiene esta postura de colaboración sin perder su identidad y liderazgo local, podría consolidarse como la candidata natural del PAN a la presidencia de México.
La difusión de mensajes como “Guanajuato es la casa de la presidenta” no solo responde a estrategias de acercamiento, sino que también configura un nuevo estilo de gobierno en la entidad.
Libia sabe que para ser competitiva en la política nacional debe construir alianzas y demostrar capacidad de gestión más allá de las diferencias ideológicas. En el otro lado, Sheinbaum reconoce que Guanajuato es un estado clave, donde su administración puede demostrar que Morena puede gobernar con apertura y diálogo.
Los próximos años serán clave para ver si esta relación se fortalece o se desgasta.
Pero si ambas logran mantener el respeto y la coordinación, Guanajuato podría no solo salir beneficiado, sino que también podría ver en Libia García a su primera gobernadora con aspiraciones presidenciales reales.
En política, las alianzas estratégicas pueden definir el rumbo de un país, y lo visto en esta gira nos deja entrever que esta relación tiene potencial para trascender más allá de la coyuntura.