Una de las especies más emblemáticas del Bajío mexicano, el ajolote Ambystoma velasci, se encuentra al borde de la extinción en la región de la Sierra Gorda de Guanajuato. Así lo advierte un estudio publicado recientemente en la revista Herpetología Mexicana, donde investigadores del Instituto Tecnológico de México y del Instituto Tecnológico Superior de Irapuato hacen una crónica del dramático declive de esta especie.
El ajolote, conocido por su aspecto peculiar y su capacidad regenerativa, ha sido símbolo de la riqueza biológica de México. Sin embargo, en la comunidad de Charco Azul, en el municipio de Xichú, Guanajuato.
Esta especie lucha por sobrevivir ante los cambios abruptos en su entorno. La contaminación del agua, la pérdida de hábitat, la expansión urbana y los efectos del cambio climático son algunos de los factores que han llevado al Ambystoma velasci al borde de desaparecer en esta zona del país.
“El ajolote es extremadamente sensible a los cambios ambientales. Lo que está ocurriendo en la Sierra Gorda es un llamado de atención sobre la fragilidad de nuestros ecosistemas locales”, advierte el biólogo Adrián Leyte-Manrique, uno de los autores del estudio.
La investigación no solo documenta la crítica situación de esta población aislada, sino que también resalta la necesidad de políticas públicas más agresivas para proteger a esta especie y a su hábitat. En el artículo se destaca que existen solo 18 especies de ajolotes en México, y muchas de ellas se encuentran igualmente amenazadas.

El mapa de distribución presentado en el estudio muestra que esta especie alguna vez ocupó una amplia franja del centro de México, desde el Valle de México hasta zonas altas del Bajío, pero hoy su presencia está cada vez más fragmentada.
La situación del ajolote guanajuatense no solo es una tragedia ecológica, sino una pérdida para la identidad biocultural del estado. “El ajolote es parte del patrimonio natural de Guanajuato. Su desaparición significaría perder no solo una especie, sino una parte de nuestra historia y biodiversidad”, señala el coautor Francisco Alejo-Iturvide.
Organismos como la CONANP, COATL y PROCER han trabajado en programas de conservación, pero los expertos coinciden en que se necesita una intervención más directa a nivel local y regional.

Los analistas proponen medidas urgentes como la restauración de hábitats acuáticos, el monitoreo constante de las poblaciones de ajolote, campañas educativas en las comunidades locales y el fortalecimiento de reservas naturales como la Reserva de la Biosfera de la Sierra Gorda.
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