Juan Vicente Gómez Hernández artista silaoense falleció hoy miércoles, así lo dieron a conocer familiares y amigos a través de redes sociales.
Nacido en la comunidad de Trejo, Juan Vicente inició su travesía con las letras a los 15 años de edad, creando versos y poesía.
El poeta ocupó el cargo de director de la casa de la Cultura “Isauro Rionda Arreguin” a la que trajo muchos talleres de música prehispánica, y formó parte del grupo cultural Llano Grande de Silao.
Recorrió varios lugares alrededor de la República presentando la música que interpretaba con su grupo de música prehispánica Necutli.
También fue miembro de la Red Estatal de Tertulias Literarias de Guanajuato “José Calderón Vela” y donde presentó sus obras literarias.

De igual manera fue antologado en libros como, Letras Interiores: escritores guanajuatenses, Alucinaciones en el Lago y Silao de mis amores.
Vicente Gómez además era uno de los impulsores de la fiesta del maíz junto a los migrantes que se celebra en Bajío de Bonillas, donde se rinde homenaje al cultivo del maíz.
El silaoense asimismo tuvo una larga trayectoria en la política al ser un militante del PAN en Silao durante muchos años.
Uno de sus poemas, que aparece en el libro Silao de mis amores, es “Pasión por Trejo, Tierra Negra y Fértil”.
Del siglo XVI en construcción, la otrora Hacienda, pilares y almenas de cantera en época Virreinal, Honrar y alabar, legado como encomienda,

Trejo entre majestuosas ruinas erigido,
Fortaleza de esta tierra señorial,
Augustas tus Trojes y muros erguidos,
Celadores de nuestras pasadas historias
De polvo colonial.
Rancho de mis frescas y bonitas alboradas,
Llevaré conmigo las pretéritas emociones guardadas,
Si el destino algún día arrancará de mi las ilusiones,
Seguiría evocandote con el acervo de mi poesía y mis canciones.
Tierra bendita y adorada,
Que orgullo! de ti prohijado sin condición,
Dándome cobijo y nueva morada,
Entre tú gente afable y buen corazón.
Entre casitas de adobe, voy con mis andares,
Dejando mis huellas en ancha calle,
Antes llamada de los «Pilares»,
Percibiendo olores y sabores,
Costumbres culinarias sin igual,
Mujeres moliendo nixtamal,
Aromas del tostado chile y tortillas,
Recién salidas del comal.
Muy ufano cantarle a mi pueblo,
A mí tierra fértil y polvo ancestral,
Cantar cual cenzontle en pleno vuelo,
Regodeandome sobre las espigas del maizal.
Loar a la mujer y hombre de este pueblo,
Quienes aprendieron como a la Tierra Madre labrar,
Abrazados por rayos candentes del sol son su consuelo,
Cuando felices a casa regresan del duro jornal.
De esta arcilla soy origen,
De este barro soy raíz,
Ni el tiempo ni el cansancio nos afligen,
Somos hijos se ésta greda y del maíz.
Mi gente Chichimeca ahora tez mestiza,
Conservando los rasgos de la raza original,
De temple fuerte y piel maciza,
Torrente sanguíneo indígena, nuestra savia vital.
Desde el Campanario de mi Parroquia sagrada,
Veo el «Tabor mexicano» y la imagen de la cruz amada,
Escucho el peculiar tono de la esquirla tañer,
Bendiciendo a esta Tierra Negra y Fértil cada amanecer.
De Trejo! Ranchero orgulloso soy,
Leyes naturales me rigen,
De piel morena como la semilla del cacao,
Somos raíz, somos origen,
Y también! … somos hijos del Llano Grande de Silao