GUANAJUATO, Gto.- No sólo la intención de contar una de las tantas historias trágicas con final relativamente feliz en la historia de México, sino además el reto de resumir en dos minutos un ejemplo de que la fuerza de voluntad de una imperiosa mujer de 81 años, cuya motivación es la seguir adelante pese a las desgracias, fue lo que llevó a la joven universitaria Lucero Hernández a participar en el Concurso Documental Universitario Identidad y Pertenencia.
Pese a tratarse de un tema “difícil” para el que dedicó seis meses de trabajo, la novel directora decidió comenzar carrera en el cine con “Anita, el documental”, que se centra en el relato de una de las víctimas de las famosas “Poquianchis”, sobrenombre con el que se conoció a las hermanas González Valenzuela, quienes mantuvieron una red de prostitución y que fueron responsables de varios asesinatos en Guanajuato entre los años 1945 y 1964.
Con tan sólo 17 años y gracias a su deseo de una vida mejor, Anita, quien actualmente vive en San Francisco del Rincón y que a los seis años fue secuestrada por el grupo de lenonas para ser esclavizada y prostituida, logró escapar de las “garras” de las hermanas Delfina, María de Jesús, María del Carmen y María Luisa González Valenzuela, actos que a la postre las llevarían la cárcel.
Contada desde la intimidad de su cocina, con la que se gana la vida a pesar de su longeva edad, en 120 segundos magistrales y conmovedores al punto del llanto, la mujer resume en su propia voz, su pasado y su presente, relatando desde la falta de certeza en su origen, hasta como luego de sufrir una serie de vejaciones inhumanas tras su secuestro, pudo reconstruir su vida en San Pancho gracias a la bondad de quien después sería su marido, quien la ayudó desde el primer día que salió de su encierro.
A decir de la directora -quien se encuentra en el último cuatrimestre de la carrera de Diseño por la EPCA plantel León- el filme sirve pues para mostrar la reinvención de Anita, un caso de éxito, ya que a pesar de este suceso tan terrible que vivió siendo tan joven, ella salió adelante sin saber su nombre, configurándose como un ejemplo de vida para otras mujeres que han sido víctimas de abuso y violencia, uno de los tantos males que afectan a la sociedad mexicana.
Su interés por la historia nace a partir de que conoce a la mujer, famosa en San Pancho por la deliciosa comida que vende en su cocina, una historia que le “conmovió, le “pareció extraordinaria y que debía de ser contada”, motivo por el que se animó a participar en el proceso de selección.
Al respecto, asegura que “lo interesante” además de la historia en sí, y que la motivó a presentarla, “es concientizar a la sociedad de que a pesar de que sucedió hace muchos años, continúa ocurriendo, y el mensaje es que debemos hacer un cambio para que esto no continúe”.
La idea, además de haber participado en las actividades del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), es llevar el documental a otros concursos tanto nacionales como internacionales, ya sea Toronto o el de Cannes, para seguir dando a conocer esta historia que, a pesar de los años, sigue siendo actual ya que la violencia contra las mujeres sigue arraigada en la sociedad mexicana y en gran parte del mundo.
Tras el estreno del corto documental, evento en el que estuvo presente la protagonista, Anita recibió un par de aparatos auditivos para tener una mejor calidad de vida, ya que a su edad no escucha muy bien, hecho por el que agradeció emocionada con una sonrisa en la boca, otra imagen de que cuando se quiere se puede a pesar de la adversidad.
La donación se hizo gracias a las gestiones del equipo de producción ante la Fundación Audiotec, quienes recibieron un caluroso aplauso del público presente, que además no dudaron en mostrarse realmente emocionados por la proyección, ya que la historia toca fibras neurales de todo ser humano, como la compasión y la concordia ante historias de este tipo.
Noticias Guanajuato, GIFF