Si morena hace un llamado a la unidad entre sus militantes, es porque hay división…y eso anticipa una derrota

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Alfonso Machuca, periodista de El Otro Enfoque
Alfonso Machuca, periodista de El Otro Enfoque

La candidata de Morena a la gubernatura de Guanajuato, Alma Alcaraz, inició su campaña con un evento de medianoche en Dolores Hidalgo, cuna de la independencia de México, que simboliza la intención de enraizar su proyecto en el simbolismo histórico y la lucha por la soberanía nacional.

Sin embargo, la presencia de opositores morenistas y las dificultades propias de un evento en una ubicación tan emblemática, ponen de relieve las tensiones internas y los retos logísticos a los que se enfrenta morena en su campaña.

La agenda de Alcaraz, centrada en críticas al modelo económico, de seguridad y social instaurado por más de tres décadas de gobiernos del PAN, intenta resonar con las preocupaciones de la ciudadanía, aunque habrá que revisar a detalle la inconexión con los ciudadanos.

No obstante, la concentración de la actividad política en la Ciudad de México, donde los candidatos a las nueve gubernaturas en juego se reunieron en torno a Sheinbaum, sugiere una priorización de la dinámica nacional sobre las dinámicas estatales y locales y eso, creo, debe revisar la abanderada morenista local.

La estrategia de Morena en Guanajuato inicia de manera errónea y eso no hay que advertirlo, pues ellos mismos lo difunden. Quien clama por unidad interna hace evidente la división, lo que podría traducirse en una derrota anticipada. Aunque lo nieguen, sus candidaturas van derecho a la derrota.

La supuesta protección brindada por la Comisión Nacional de Elecciones en diez municipios más poblados del estado, al asignar candidaturas supuestamente competitivas. Eso de las encuestas es puro invento morenista. Dos ejemplos muy visibles: Silao con Carlos García y Jorge Antonio Rodríguez con Guanajuato.

Ahora bien, el encuentro de Alma Alcaraz con figuras clave de la seguridad y justicia de la Ciudad de México, como Omar García Harfuch y Ernestina Godoy Ramos, refleja un intento de vincular el éxito en la gestión de la delincuencia en la capital, con las promesas de campaña en Guanajuato.

Este enfoque subraya la apuesta de Morena por trasladar modelos de gobernanza probados a contextos nuevos, aunque también plantea preguntas sobre la adaptabilidad y relevancia de estas estrategias a nivel local. No es lo mismo importar políticos oportunistas que funcionarios efectivos.

En conclusión, la campaña de Morena en Guanajuato con Alma Alcaraz, destaca la tensión entre la cohesión partidaria y la inadaptabilidad regional, entre el simbolismo histórico y las crudas realidades contemporáneas.

La capacidad del partido para navegar estas dinámicas, no solo definirá su desempeño en las urnas, sino también su habilidad para responder a las expectativas de una ciudadanía cada vez más exigente y diversa.

La pregunta que queda es si Morena logrará equilibrar estas fuerzas, consolidando su proyecto nacional, sin desatender las voces y necesidades específicas de Guanajuato…y la verdad, no creo que suceda.

Hay bastantes heridos en el camino y el estilo de los políticos morenistas no es sumar, sino vivir de la arrogancia anticipada que les ha contagiado la marca nacional. Ciertamente, en varias zonas del país, los números guindas crecen, pero no pierdan de vista que Guanajuato se cose aparte. Es y seguirá siendo la isla azul del país.

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