jueves, marzo 28, 2024

La fiscalía más carnal de México

Por razones políticas, entre ellas el cumplimiento de un compromiso realizado por el gobernador Diego Sinhue Rodríguez con su antecesor, Miguel Márquez, la operación en marcha del aparato panista para ratificar a Carlos Zamarripa Aguirre como el próximo fiscal general de Guanajuato opera exactamente en sentido contrario de los intereses de la sociedad.

La idea de construir una fiscalía general autónoma surgió durante la administración de Enrique Peña Nieto después de la accidentada investigación sobre el caso Ayotzinapa. La Procuraduría General de la República al servicio de los intereses políticos del gobierno en turno mostró sus limitaciones para cumplir la función esencial que le correspondía, pero también para servir a los propósitos del poder.

desencadenados

Maximato y carnalismo, las dos caras de la moneda. Foto: periódico A. M.

Tras Ayotzinapa y el agotamiento de Jesús Murillo Karam, inició el acelerado desplome del gobierno de Enrique Peña Nieto. A partir de ahí desfilaron una serie de procuradores que fueron acelerando el declive y dando marca a la iniciativa para dotar de autonomía a la instancia persecutora de delitos en el país y en los estados.

De esa idea, surgida de un reclamo de la sociedad más que de un compromiso de los partidos políticos, tan proclives al intercambio de favores en las cámaras, es de la que se quiere defender hoy Andrés Manuel López Obrador con su proverbial desapego a las soluciones institucionales y su apuesta por el voluntarismo personalista.

Pues bien, en Guanajuato estamos aún peor. La procuraduría de justicia dirigida por Carlos Zamarripa ha sido una oficina solo testimonial del incremento de la violencia, el auge de la inseguridad y la consolidación de la impunidad.

Sin embargo, a diferencia de Murillo Karam, de Arely Gómez o de Raúl Cervantes, el funcionario guanajuatense sobrevive en el cargo por la eficacia de sus complicidades políticas y por la ausencia de oposición en Guanajuato.

Y ahora que el gobierno de Diego Sinhue Rodríguez y todo su aparato partidista y legislativo pretende imponerlo como fiscal general por nueve años más, se ha desatado una operación de encubrimiento y de arropamiento que va exactamente en sentido contrario de las características de autonomía que constituyen el espíritu fundamental de la reforma penal en proceso.

Con la constitución de un pesado consejo de empresarios y de alcaldes, con el fortalecimiento del aparato de prensa y relaciones públicas, con la consolidación de la mancuerna entre la futura fiscalía y la Secretaría de Seguridad queda en evidencia una verdad fundamental: en todo han pensado, menos en la autonomía.

De lograr afianzar la operación política para ratificar a Zamarripa como el fiscal general del próximo sexenio y medio, este funcionario quedará más atado que nunca al PAN y a quien parece seguir siendo el jefe máximo, Miguel Márquez Márquez.

Incluso el hecho de que a Zamarripa se le haya recomendado cuidar sus apariciones públicas y alejarse de la ostentación de que hacía gala hasta hace poco, con el empresario zapatero Francisco Gómez Espejel como eterno acompañante, habla de que solo estamos ante una operación encubierta de “carnalismo” al más alto nivel.

Márquez y Diego, en ese orden, quieren a Zamarripa al frente de la fiscalía porque eso garantiza su tranquilidad presente y futura. No tendremos un fiscal que cuide de la sociedad sino de una élite política enquistada en el poder. Así lo diseñó el ex gobernador, así lo está ejecutando su delfín.

Después de forzar al máximo la caduca, pero aun operante estructura de poder panista, en contra del sentir de sectores relevantes de la sociedad y de la opinión pública, para ratificar a Zamarripa, este quedará más comprometido que nunca con sus valedores. Así que adiós autonomía, adiós profesionalismo y adiós compromiso con el pueblo de Guanajuato.

Por lo pronto, la operación marquista-dieguista ya doblegó a los representantes de las principales organizaciones empresariales de Guanajuato, convencidos por una presentación de “PowerPoint” con las cifras a modo del propio Zamarripa, para que se sumen a la cargada que pretende construir una dictadura policial en Guanajuato de casi dos décadas.

Falta ver el comportamiento de la lánguida oposición en el Congreso del estado. Tendrían una oportunidad de oro para significarse y ponerse del lado de la sociedad, si es que eso les interesara. Pronto sabremos quién es quien en ese terreno.

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