viernes, marzo 29, 2024

La otra visión del Gobernador Márquez

1.- ¿Cuáles son los motivos del Mandatario?

El Gobernador guanajuatense, Miguel Márquez Márquez, ha decidido jugársela con el Procurador de Justicia, Carlos Zamarripa Aguirre y con el Secretario de Seguridad, Alvar Cabeza de Vaca.

Los hombres más cuestionados del gabinete, no sólo por los actores políticos del terruño, sino por la misma sociedad que padece la inseguridad, han recibido el apoyo total y absoluto de su Jefe.

Márquez está en su mundo.

Vive en un estado donde todas las cosas son buenas y perfectas, es decir, no hay errores, no hay improductividad, no hay impunidad, no hay áreas por mejorar. Aquí sólo hay empleo, hay industria y hay trabajo.

Es “Marquislandia”.

Lo más terrible que puede hacer un gobernante es perder la empatía con sus ciudadanos, con quienes lo llevaron al poder y con quienes en un momento se identificó al ser sensible a sus problemas o necesidades.

A un año de renovarse los poderes, Márquez no es el mismo.

En la tragedia de San Miguel de Allende, donde tres niños fueron asesinados, el Mandatario ha decidido confiar de manera absoluta en las investigaciones del Procurador de Justicia y en las declaraciones de los agentes de la Policía Ministerial.

Frente a las acusaciones de los familiares, quienes suponen un montaje de los hechos registrados, el Mandatario no ofrece posibilidad alguna de que los policías sean investigados por autoridades distintas.

Lo mismo pasa con el Secretario de Seguridad, pues ante los hechos violentos de los últimos días, cuyo número de crímenes amenazan con llegar a los tres dígitos, tan sólo en el primer bimestre del año, el Gobernador negó ayer en Celaya una ineficacia del programa “Escudo” y culpó a las leyes de tales actos.

Es decir, Márquez asegura que no se trata de una falla en los programas de seguridad, ni a la descoordinación entre autoridades municipales y federales; por el contrario, todo se debe a las lagunas legales por donde los delincuentes escapan y vuelven a las calles.

Dicho de otra manera, quienes mienten son los ciudadanos, no sus policías. Quienes fallan son las leyes y no precisamente el programa Escudo, donde se invirtieron varios millones de pesos.

Quizás el Mandatario tenga parte de razón, pero ni él, ni alguna otra autoridad ofrecen datos objetivos o estadísticas para respaldar sus decisiones.

Su discurso radical y su ausencia en la empatía ciudadana, lo aleja cada vez más de los guanajuatenses.

Ese gobernador bonachón y simpático, se ha perdido en los elogios y la arrogancia.

Considere que, a un año y medio de que concluya su mandato, Márquez perdió la esencia de Gobernador y el liderazgo de su equipo.

¿Lo habrá concretado con toda intensión o simple y sencillamente se le salió de sus manos?

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