jueves, marzo 28, 2024

Morena contra la isla azul

1.- La segunda fuerza política

El partido Morena ha sorprendido en el terruño, con el número de votos obtenidos y el respaldo que le dieron los guanajuatenses en los últimos seis años.

La mejor opción de oposición al PAN es justamente Morena, y eso lo acreditaron los ciudadanos, tras convertirlo en la segunda fuerza política más influyente de Guanajuato.

Ni el PRI, ni el PVEM, lo hizo en tan poco tiempo.

En seis años, Morena no sólo ha incrementado su cartera de militantes y afiliados; también ha adquirido nuevos políticos que abandonaron filas de otros partidos.

Morena fue el refugio de inconformes azules y tricolores. Quizás por eso el actual gobernador electo, Diego Sinhué Rodríguez, les llamó “primores”, en un juego de palabras compuestas por el PRI y Morena.

Pero justamente esos hombres y mujeres inconformes, hartos incluso de componendas políticas en sus ex partidos, ahora encabezan los proyectos con Morena.

Su migración a otra ideología, no sólo los exhiben como políticos de conveniencia o simples chapulines con intereses, sino que además, les resta credibilidad con los electores.

Aunque para ser sinceros, no había opción en Guanajuato. Ahí están los resultados.

2.- No hay fraude; sí errores en sus candidatos

Pero hubo algunos movimientos en Morena que no agradaron a los electores. El claro ejemplo es Silao: Había bastantes líderes sociales como Carlos Caballero, quien como dirigente de Morena en el terruño, pudo haber hecho mejor papel que el ex panista, Carlos García Villaseñor.

El ex alcalde azul tenía bastantes cuestionamientos de corrupción por la concesión de basura que se convirtió en una deuda millonaria a la ciudad. Quizás por eso no logró los votos necesarios, pese a subirse a la enorme ola de Andrés Manuel López Obrador.

Evidentemente, los cálculos le fallaron.

Lo mismo sucedió en Guanajuato. Llevaron a la candidatura al ex panista y ex perredista, Beto Loya, quien pese a su esfuerzo en la campaña, no recibió el apoyo de los capitalinos, como sí sucedió hace tres años.

Beto Loya perdió credibilidad, perdió confianza entre los electores y, aunque las encuestas advertían de su caída inminente, los señores de Morena lo mantuvieron hasta darse cuenta de su equivocación.

Así de sencillo. Morena se equivocó.

3.- ¿Así será el estilo de Morena?

Es por eso que las palabras que vino a externar ayer, Alejandro Rojas, Vicecoordinador Político Electoral para la Defensa del Voto de la Segunda Circunscripción de Morena, no aterrizan a la realidad y limitan una futura relación bajo el tono de rudeza innecesaria.

Según el político, se habrían cometido fraudes en Silao, Salamanca, Juventino Rosas, San Miguel de Allende, Abasolo y Pénjamo, con la compra de votos y los errores aritméticos cometidos por los ciudadanos que contaron las boletas.

Sin duda, podrían existir fallas, pero no como para anular las elecciones. Las pruebas que dicen tener resta contundencia y objetividad en sus dichos, sobre todo, en la acusación de la compra de votos y topes de campaña.

Por supuesto que hay razón en la grave intromisión que hizo el gobernador Miguel Márquez en la elección. Por supuesto que tienen razón en las anomalías denunciadas con anticipación por su partido.

Pero la contundencia en la elección a gobernador y diputaciones, así como los municipios, no advierte de un fraude, sino la ausencia de una oposición seria y determinada.

Advierte también, por supuesto, de que en Morena se equivocaron con la elección de algunos de sus precandidatos al elegirlos como abanderados de manera arbitraria y a espaldas del pueblo.

No es posible de que, si pierden, reclamen fraude. Y si ganan, celebren un triunfo legítimo.

Un poquito de autocrítica y congruencia les ayudaría mucho.

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