En respuesta al incremento de la violencia en la región Bajío-Occidente, autoridades federales y estatales han intensificado las acciones de seguridad en los límites entre Guanajuato, Michoacán y Jalisco, con un fuerte enfoque en la comunidad de Santa Ana Pacueco, considerada un punto estratégico por su colindancia con el municipio michoacano de La Piedad.
Se han instalado siete puntos de control permanentes en coordinación con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Guardia Nacional. Estos retenes buscan frenar el tráfico de armas, drogas y vehículos robados, así como evitar la libre circulación de personas armadas con fines delictivos.
Uno de los retenes más importantes se ubica sobre la carretera federal 1110, en Santa Ana Pacueco, donde operan unidades blindadas y elementos de seguridad fuertemente armados. La zona ha sido catalogada como de alta prioridad por su ubicación geográfica y los recientes episodios de violencia.
El reforzamiento de la seguridad forma parte de un esfuerzo interestatal entre los gobiernos de Guanajuato, Jalisco, Michoacán y Colima, quienes han acordado compartir inteligencia y colaborar operativamente para contener a las células del crimen organizado que operan en los límites de sus territorios.

Sin embargo, pese a estos esfuerzos, la violencia ha persistido. El pasado 23 de abril, un grupo delictivo realizó ataques coordinados en al menos 30 municipios de los tres estados, como respuesta a un operativo militar que presuntamente tenía como objetivo la captura de un líder criminal.
Las autoridades han reiterado su compromiso de mantener y reforzar los operativos de seguridad en la zona fronteriza. «No vamos a bajar la guardia. Vamos a continuar protegiendo nuestras comunidades y combatiendo frontalmente a quienes pretenden sembrar el miedo», señalaron voceros de la Secretaría de Seguridad y Paz del Estado de Guanajuato.
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